Acerca de la Encíclica Papal sobre el clima y los pobres

Publicado : 14 julio, 2015

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Por José Suárez Núñez

Veerabhadran Ramanathan, científico del clima en el Instituto Scripps de Oceanografía ha sido miembro de la Academia desde el 2004. Dijo que todo lo que tenía que hacer era resumir más de un siglo de pensamiento y de investigación, todo lo que ha sido válido para los científicos sobre el clima a nivel mundial, en las dos últimas décadas.

Ellos crearon un plan de seguimiento y reunirían líderes de la razón y la fé juntos, bajo un mismo techo para hablar de los riesgos mayores de la humanidad, hasta la llegada del armamento nuclear.

Eso explica porque el Vaticano el pasado mes de abril invitó a los representantes de las religiones del mundo, incluyendo budistas, hindúes, judíos, musulmanes y otros cristianos, a una ciencia del clima para discutir sobre el tema.

Ramanathan explicó que “no todos ellos aún creen en un Dios. Ellos están allí, para la excelencia científica pura, y no son cooptados por ningún país, ni por las Naciones Unidas.

Uno de los principales científicos del clima del mundo, Hans Joachim Schellenhuber, dijo acerca de cómo la tierra se fue “del caos glacial al paraíso climático” durante la última gran transición climática de hace 12.000 años y lo que puede suceder para el siguiente.

El premio Nobel Paul Crutzen, químico holandés quien popularizo la noción de que la industria humana ha empujado al mundo, en una nueva fase geológica, la Antropóceno o la “edad humana”, ayudó a descubrir que la atmósfera de la Tierra estaba perdiendo su capa protectora de ozono.

También oyeron a Jeffrey Sachs, escritor y economista de la Universidad de Columbia decir “que todavía podemos, pero a duras penas” evitar los niveles de contaminación que llevan al peligroso riesgo del cambio climático.

La encíclica es un documento para los obispos, sobre el cambio climático y la pobreza. Hace una referencia a las declaraciones y escritos de los papas anteriores y en particular de Juan Pablo II y Benedicto XVI. Dice que los más pobres son alrededor de 3 mil millones de personas, van a sufrir las peores consecuencias. Señala que los ricos son recompensados por la modernidad, y hay 1.200 millones de personas que viven con 1 dólar al día.

En septiembre las Naciones Unidas se reunirán en Nueva York para finalizar sus llamados Objetivos de Desarrollo Sostenible, que están diseñados para “acabar con la pobreza en todas sus formas en todas partes”. En diciembre los negociadores se reunirán en París, para una ronda de conversaciones sobre el clima consecuente.

Más allá de la Guardia Suiza y alrededor de la Basílica de San Pedro, los jardines del Vaticano, revelan un paisaje bien cuidado donde los Papas estiran sus piernas y conduce a la Casina Pio IV, donde se reúne el comité de Los Papas, los asesores científicos de la Iglesia desde 1923.

La Academia Pontificia de las Ciencias es una agencia del Vaticano que tiene sus orígenes en la época de Galileo. Esta constituida por 80 de los principales científicos del mundo, que mantienen al Obispo de Roma y al Vaticano al dia en las investigaciones científicas.

El 28 de abril pasado, la Academia organizó una conferencia sobre el cambio climático y la pobreza. Los líderes religiosos se sentaron a la derecha. Los científicos al frente. En el podio central debajo del busto del Papa Juan Pablo II, el Secretario General de las Naciones Unidas, BanKi-moon, dijo su discurso.

Hay una inscripción en las paredes, de la autoría del Papa Juan Pablo II, de 1992, que ensalza y pide disculpas a Galileo, quien fue excomulgado por la Iglesia en su época.

Los 80 miembros de la Academia están nombrados de por vida y proceden de muchas naciones, disciplinas y religiones, que incluyen especialidades en astronomía, bioquímica, física y matemáticas, y trabajan y opinan sin la interferencia del Vaticano.

La academia completa se reúne cada dos años y a menudo le concede una audiencia al Papa, con lo cual el Sumo Pontífice tiene sus propios expertos, que son absolutamente seculares.

Hay un itinerario de esto. La Academia se ha estado ocupando de los aspectos básicos del clima climático hasta octubre de 1980. Fue cuando el físico italiano Giamapietro Puppi dijo que “la introducción en la atmósfera de gran cantidad de partículas y gas, como consecuencia de la quema de combustible, representa a mediano plazo, décadas o siglos, la cuestión más importante y la mayor preocupación a escala global”.

Un estudio sobre la contaminación atmosférica se llevó a cabo en 1983. El ritmo se aceleró a finales de 1990, ya que la comunidad política internacional comenzó a hablar más seriamente acerca de cómo afrontar el reto. La academia ha puesto énfasis en más de una docena de eventos, con documentos de acompañamiento, en el clima o la sostenibilidad desde principios del decenio de 1980.

El Pontífice nunca reveló su pensamiento en un informe del 2011, que revelaba que los glaciares del Himalaya se derriten, y proporcionan agua a mil millones de personas.

Fuentes: L´Observatore Romano; Bloomberg, Christian Science Monitor.

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