Puños de Diamante

Publicado : 6 diciembre, 2019

Categoria : Deportes, Memorias Deportivas

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Por: Javier González | @javiergon56 – Carlos Figueroa Ruiz | @CFigueroaRuiz27

La participación de la selección de Venezuela en la segunda edición del Campeonato Mundial de Boxeo Amateur, Cinturón de Diamantes, disputado entre el 6 y el 10 agosto de 1958 en México, está considerada como una de las grandes hazañas en la historia del pugilismo de nuestro país. Este evento dio a conocer el potencial que teníamos en el boxeo amateur, donde eran muy escasos los púgiles que asistían a eventos internacionales

El entrenador argentino Pedro Honorio Cuggia, junto con su asistente Juan Rivas, realiza una rigurosa selección y escoge al aragüeño Armando Blanco (mosca), al trujillano Ricardo Salas (gallo), al carabobeño Félix Liendo (ligero), al guayanés Fidel Odreman (medio) y los caraqueños Carlos “Morocho” Hernández (pluma), Enrique Tovar (welter) y José Toro Lugo (mediano ligero). Los cuales asistieron a una serie de eliminatorias para optar por un puesto en la selección nacional. Toro Lugo fue excluido a última hora debido a un problema de indisciplina.

De izquierda a derecha, el entrenador Pedro Cuggia y los boxeadores Fidel Odreman, Enrique Tovar, Carlos “Morocho” Hernández, Félix Liendo, Ricardo Salas y Armando Blanco

Partieron el 25 de julio para aclimatarse a la altura de la capital mexicana, unas dos semanas antes del evento pautado para iniciarse a partir del 6 de agosto. Como delegados viajaron Juan Borges y Antonio Campos.

Borges estimó días antes del evento, en declaraciones a la prensa mexicana, que tres de los integrantes del equipo criollo, Félix Liendo (ligero), Carlos “Morocho” Hernández (pluma) y Enrique Tovar (welter), tenían buena oportunidad de conseguir los títulos de sus divisiones. Los otros integrantes de la selección venezolana eran Ricardo Salas (gallo), Fidel Odremán (medio) y Armando Blanco (mosca).

El pronóstico de Borges fue considerado por cronistas mexicanos y extranjeros como un poco atrevido, habida cuenta de la calidad de competidores que presentaban las delegaciones de Japón, Australia, Cuba, República Dominicana, Colombia, Estados Unidos, Canadá y el propio México.

 El jueves 7 de agosto hubo revuelo en las redacciones de los diarios y en muchas  emisoras radiales del país cuando las agencias de noticias dieron a conocer que tres boxeadores criollos habían ganado en la jornada de apertura del torneo. Blanco venció al campeón olímpico estadounidense Cyril Woodland; Liendo superó por nocaut en el primer asalto al colombiano Rubén Darío Camargo y Salas dio cuenta de Charles Brach, representante de Estados Unidos.

Fidel Odreman se llevó la presea dorada al superar en las tarjetas al azteca Raúl Díaz de León

Al día siguiente, el balance de la selección nacional fue de dos victorias en tres combates. Ganaron Hernández y Tovar, mientras que Blanco fue superado en su segunda presentación.

La tercera jornada arrojó excelentes resultados para Venezuela en la instancia semifinal. Salas avanzó a definir la medalla dorada tras imponerse ante el australiano Oliver R. Taylor; Hernández se impuso por nocaut en 26 segundos frente al estadounidense Grant McEwan; Liendo venció por decisión a Allan Ellison; Tovar se impuso por la misma vía ante Norman Johnson y Odremán despachó por la ruta del sueño, en el segundo asalto, al cubano Ángel Centelles.

El domingo 10 de agosto se disputaron las finales y los cinco representantes criollos subieron a lo más alto del podio para colgarse la medalla del metal más noble y puro, el oro, que puso a celebrar a todo el país y que obligó a los periodistas y comentaristas a comparar la hazaña en suelo mexicano con la resonante victoria que en 1941 obtuvo el equipo de beisbol que ganó el Campeonato Mundial Amateur en La Habana, Cuba. 

 

De los seis gladiadores criollos, cinco regresaron al país con títulos de campeones.

Salas ganó la corona al derrotar por decisión al mexicano Raúl Barceló; Hernández se impuso por la misma vía ante el australiano Walter Taylor; Liendo propinó nocaut técnico, a los 25 segundos del tercer acto, al mexicano José Luis Cruz; Tovar obtuvo decisión frente al mexicano José Gómez y Odremán superó en las tarjetas al azteca Raúl Díaz de León. Armando Blanco fue el único púgil criollo que no retornó con presea. 

Como cosa muy extraña, Venezuela no recibió el trofeo de campeón por equipo, el cual se lo ganó Cuba con un solo boxeador en la final.

A su regreso al país los campeones recorrieron la avenida Sucre en un vehículo descapotable. En la gráfica, Félix Odreman, Enrique Tovar y Félix Liendo saludan a los cientos de aficionados que festejaron la llegada de los nuevos ídolos

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